27 de Abril de 2024

DESDE AFUERA

columnas heraldo

Haití, ¿problema sin solución?

JOSÉ CARREÑO FIGUERAS

Afirmar que Haití se encuentra en medio de una crisis brutal ya no es novedad. Es un país que ha estado en crisis por décadas; cada vez más duras y más brutales. Y no parece haber solución a la vista.

Reuniones internacionales van y vienen. Declaraciones de organizaciones o partes interesadas se producen y se olvidan tan pronto pasan un par de días después de su emisión porque lo que ocurre en el terreno las rebasa.

Hoy, el futuro de Haití y de sus posibilidades de paz dependen de lo que se pueda negociar con bandas que son de hecho el poder en la capital, Puerto Príncipe, y que tienen a veces alianzas con tal o cual grupo político.

El mes pasado, el entonces primer ministro Ariel Henry viajaba a África, en específico a Benín y Kenya, para consolidar propuestas para el envío de tropas como parte de una fuerza de paz auspiciada por Naciones Unidas.

Ya no pudo regresar al país. Un literal levantamiento de grupos delictivos aparentemente encabezados por Jimmy Cherizier, "Barbecue", no sólo impidió su retorno sino que obligó a su renuncia el pasado 11 de marzo. Henry está exiliado en Puerto Rico, con pocas posibilidades de regresar.

Igualmente parecen pocas las posibilidades de acuerdo en torno al futuro inmediato de Haití. O al menos de cómo comenzar a abordarlo: ¿Una junta temporal, o un consejo de transición como promovió una reunión de países interesados, incluso la organización de naciones del Caribe (Caricom) con apoyo de Estados Unidos, Francia y México? Los haitianos no parecen estar de acuerdo.

¿Una solución puramente haitiana? Sería ideal, pero también, los haitianos no parecen estar de acuerdo.

“Una solución duradera y permanente sólo puede venir desde el contexto haitiano y que incluya a todos los actores y no implique injerencia extranjera, sino el apoyo real de la comunidad internacional”, declaró Alicia Bárcenas, Secretaria de Relaciones Exteriores de México durante esa reunión del Caricom.

Bárcenas condenó actos de violencia y delincuencia organizada que comprometen la institucionalidad y el Estado de Derecho.

Pero la realidad es que las pandillas controlan Puerto Príncipe, y si no lo son al menos ellos, o sus patrocinadores, parecen de hecho el principal factor de poder actual.

Pero igual no parecen estar en control, o en capacidad de controlar, el resto del país, donde hay personajes como Guy Philippe, un político que cumplió seis años de cárcel en Estados Unidos por delitos vinculados al lavado de dinero, y del que se llega a afirmar que puede ser parte del puente de diálogo entre grupos narcotraficantes y políticos; Philipppe tiene una significativa fuerza política en Grand Anse, un departamento del interior de Haití.

La solución, por lo pronto, parece lejana. Los grupos interesados dentro de Haití parecen jugar en las sombras mientras la situación alcanza tal intensidad que comienzan a escucharse llamados por intervenciones militares externas.

No sería la primera vez.


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