Margarito Escudero Luis
La sociedad está enfrentando una situación pesada, ilógica, como sacada de un cuento de terror, o una novela policiaca, donde algunos tenebrosos personajes son capaces de enredar un caso hasta hacerlos increíble, difícil.
La impunidad, corrupción generalizada en todos los ámbitos sociales, pueden llevar a las jóvenes generaciones a creer que así es la vida, que así es el camino que se debe recorrer para alcanzar el éxito, para triunfar.
El discurso llamando al pueblo a practicar valores y principios, suena vacío ante una realidad totalmente opuesta a la que se pretende mostrar como ideal.
La confusión está en la mente de todos, muchas preguntas surgen y las respuestas tardan en llegar, si es que llegan.
Es un estado de shock social, aderezado con un sinfín de rumores de todo tipo, dependiendo del área donde cada individuo se desempeñe; por ejemplo, los trabajadores del ex complejo Pajaritos, no saben que será de ellos laboralmente.
Ahora la empresa puede moverlos a su antojo, “comisionándolos” temporalmente en otros centros de trabajo; así, más de 2 mil trabajadores fueron al complejo Cangrejera, al Morelos y la Terminal Marítima.
Saben que sus servicios ya no son requeridos en Pajaritos, entonces su pregunta es: ¿Dónde irán en cuanto termine la “comisión”?
¿QUÉ ES?
El estado de shock se considera aquel estado en que una persona se encuentra tras vivir un suceso vital traumático: por ejemplo una catástrofe natural, la muerte de un ser querido, una agresión sexual, una vivencia terrible, etc.
El estado de shock como tal, sólo perdura durante las primeras horas o días. Luego pasa a conocerse como estado de estrés agudo (2 días-4 semanas) y pasado un mes o más estrés postraumático (el cual ya requiere atención psicológica).
Así nos encontramos, tras una serie de acontecimientos, tanto nacionales como locales, donde los gobernantes tiene mucho que ver q}y que Truman a los gobiernos locales.
En el ánimo de la gente, la que recibe el bombardeo de la información diaria, tiene que digerir una cantidad inimaginable de datos; desde la versión oficial de las reformas estructurales, hasta los comentarios y análisis de aquellos que no están de acuerdo con los cambios emprendidos por el gobierno.
Pero peor aún, que algunos creyeron lo que les dijeron oficialmente y ahora están sufriendo exactamente lo contrario, lo que les produce incertidumbre.
Luego las constantes noticias de ciudadanos asesinados cruelmente, asaltados, extorsionados, secuestrados, donde la autoridad que interviene, parece que su interés mayor es proteger que las cosas sigan como están.
Es decir, pareciera que es conveniente que la situación de miedo e inseguridad prevalezca en la sociedad para seguir manteniendo el control.
SALIR DEL SHOCK
La confianza que la clase dirigente siente ante esta situación, tal vez no está tomando en cuenta que, desde siempre en la historia de la humanidad, el hombre (y la mujer, por supuesto) han salido de todas sus crisis, superando tragedias naturales y sometimientos gubernamentales.
Ningún gobierno se ha quedado para siempre y la gente se va adaptando siempre a las nuevas condiciones de vida.
Por eso es importante observar las fases del comportamiento social, aunque en este tiempo, parecieran que son más largas y tardadas que en otros tiempos.
Una primera etapa es la fase aguda, de impacto, que debería durar n tiempo relativamente corto; es la respuesta de lucha o huida; cuando aumenta la adrenalina.
Provoca desorientación temporal, espacial o hacia las personas, confusión ante el cúmulo de información que se produce.
Experimenta ira, coraje, impotencia, dolor, temor; también puede darse como falta de reacción y la apatía.
Luego seguirá la fase de reacción, de entendimiento del hecho, hacer conciencia sobre la situación que se vive, el análisis más objetivo de los datos. Esta fase también debiera ocurrir durante un tiempo relativamente corto.
Luego es la fase de reorientación, de integrarse a la cotidianeidad, se vuelven a hacer planes de futuro, el recuerdo persiste, pero la necesidad de acción ya está latente, sólo faltaría la chispa que provoque el arranque.
De ahí en adelante, la persona se vuelve incrédula o niega las versiones de todo tipo, hay rabia y gran activación, estrés.
Ese sentimiento será colectivo y provocará una reacción social fuerte, importante, que cimbrará toda la estructura que mantiene a la clase dominante en el poder.
Siempre ha sido así.