1 de Abril de 2025

Dilemas de la expansión urbana

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  • ¿La construcción de edificios y viviendas verticales resuelve las necesidades de la población? Conoce los pros y contras de las estrategias que implementan las ciudades.

Redacción
CIUDAD DE MÉXICO

Más de la mitad de la población mundial vive en áreas urbanas y se espera que, para 2050, esta cifra llegue a 70%, según datos del Programa de Naciones Unidas para los Asentamientos Humanos (ONU-Hábitat).

El avance de las urbes no solo representa una amenaza para el medio ambiente, sino también para el equilibrio tanto social como económico. La expansión urbana requiere más infraestructuras de transporte, servicios públicos, vialidades, energía, seguridad e incluso áreas de esparcimiento, como son parques y jardines; además de que conlleva una constante ocupación de suelo (que se extiende hacia las periferias), debido a una mayor demanda de vivienda.

El crecimiento de las áreas urbanas exige analizar el impacto de este fenómeno tanto en el presente como a largo plazo, pero también poner sobre la mesa posibles soluciones para reducir sus efectos en la medida de lo posible, ya que de ello dependerá la calidad de vida de millones de habitantes.

En constante movimiento

"La expansión urbana tiene dos vertientes: el crecimiento territorial y la densificación poblacional. Las ciudades crecen en la medida de que tienen más habitantes, y éstos rara vez se relacionan con el índice de aumento poblacional orgánico de una ciudad. Generalmente, se debe a un fenómeno de inmigración, ya sea de las conurbaciones o de un entorno mucho más lejano, inclusive internacional. Las redes sociales han puesto en un mapa de accesibilidad a las ciudades de todo el mundo. Los estadounidenses, por ejemplo, que solo volteaban a ver los atractivos de sus urbes, ahora también buscan opciones afuera.

“En el caso de México las fuentes de empleo se concentran en las grandes ciudades, así como la industria, las comunicaciones y los servicios. Una vez que estos centros tienen una dinámica de crecimiento, entonces vienen los asuntos de política urbana, la cual en general ha sido fallida en los países en desarrollo", explica Víctor Márquez Cravioto, renombrado arquitecto con especialidad en urbanismo.

Pero el avance de las áreas urbanas no es un fenómeno que suceda de la noche a la mañana. Pueden transcurrir décadas para que haya cambios en los principales centros poblacionales, así como para que sus efectos sean evidentes en los diferentes niveles. Cuando la expansión se da de manera descontrolada, el ritmo se acelera.

"El transporte es el que determina en gran medida la forma urbana que tiene una ciudad. Este fenómeno puede tomar varias décadas, a diferencia de otro que lleva un proceso más corto, de entre 10 y 20 años, el cual tiene que ver con los lineamientos de uso de suelo, en particular con el costo de la tierra y la política de vivienda.

"Comprar una vivienda en las zonas centrales es muy costoso en las ciudades de nuestro país. Eso conduce a que los hogares jóvenes migren a donde les alcanza para comprar. Sin embargo, el tema de fondo es qué debe hacerse para producir una oferta de vivienda asequible en zonas centrales", señala Roberto Ponce López, quien es investigador del Centro para el Futuro de las Ciudades, del Tecnológico de Monterrey.

Efectos del crecimiento

La expansión urbana genera impactos en todos los diferentes niveles: ambientales, sociales y económicos. Entre los primeros se contemplan principalmente un mayor consumo de energía y un incremento en las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), tanto por las industrias como por el uso de transporte (público y privado), lo que de modo inevitable conduce a la contaminación del aire.

"Otro de los efectos de este fenómeno en nuestro entorno se relaciona con los suelos de conservación que se urbanizan, los cuales sirven para la filtración de agua, pero a la vez, capturan el carbono que se produce", menciona el investigador del Tec de Monterrey, Roberto Ponce López.

La presión sobre los recursos naturales se enfoca sobre todo en la disponibilidad y calidad del agua, dado que las fuentes de este recurso se encuentran por lo general lejos de las zonas urbanas. ONU-Hábitat calcula que 884 millones de personas en todo el mundo no tienen acceso a fuentes de agua potable segura.

"Para que una ciudad sea realmente resiliente a largo plazo debe restaurar los ecosistemas de los cuales depende, en especial aquellos asociados con la dotación de agua. Toda área verde en las ciudades debería ser parte de un sistema de captación e infiltración de agua de lluvia", considera por su parte Eduardo Hinojosa Robles, quien es coordinador de Urbanismo y Sostenibilidad en Distrito Tlalpan, iniciativa impulsada por el Tecnológico de Monterrey.

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DESATCADO1
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Ciudades que crecen sin parar

El avance de las áreas urbanas sin control ni planificación también resulta una amenaza el equilibrio social. Las principales implicaciones se asocian con el acceso a oportunidades, pero uno de los problemas centrales radica en proveer servicios (salud, educación o empleo). Y es que el crecimiento tan acelerado en las periferias urbanas no suele ir a la par con la inversión pública destinada a cubrir estas necesidades.

"La relación entre transporte y salud pública igualmente debe considerarse. Una ciudad expandida se vuelve necesariamente orientada al automóvil, es decir, sin suficientes banquetas ni avenidas. En los entornos enfocados al vehículo se requiere hacer uso de este medio de transporte hasta para ir a comprar víveres. Por ende, la gente camina menos y se vuelve más sedentaria", apunta Roberto Ponce López, investigador del Centro para el Futuro de las Ciudades, del Tec de Monterrey.

Propuestas sobre la mesa

El impacto ocasionado por el crecimiento de las zonas urbanas debe llevar a la planeación de medidas que no solo aminoren los efectos de dicha expansión, sino que tengan como objetivo garantizar una calidad de vida adecuada para los millones de habitantes que ocupan las ciudades en todo el mundo. "Se tiene que frenar el desarrollo horizontal de las ciudades. Entre más se extiendan, más se deben pensar sus infraestructuras de transporte, energía, servicios públicos, seguridad, entre otras. En el caso de la Ciudad de México, tiene el gran riesgo de conurbarse como Hong Kong, que se ha vuelto una macro megalópolis, es decir, la suma de varias ciudades satelitales como un todo difícilmente sostenible.

"Respecto a las políticas urbanas, lo que se requiere es la densificación de las urbes. Se ha demonizado al desarrollo privado bajo el argumento de que la construcción vertical tiene complicaciones técnicas y no hay factibilidades de dotación de servicios, como es el caso del agua. La realidad es que las ciudades no pueden crecer más hacia sus límites", advierte Víctor Márquez Cravioto. El maestro en arquitectura por la UPenn considera factible transformar los barrios que hoy tienen uno o dos niveles y densificarlos, dado que lo que se necesita es el aprovechamiento del territorio. La densificación ofrece grandes ventajas a la población, tales como dejar de pasar tanto tiempo en el transporte público, poder caminar a sus actividades básicas o tener acceso fácil al ocio y la cultura. "También debe fomentarse más el tema de las ciudades satelitales desconectadas y crear anillos de protección ambiental, los cuales evitan que la mancha urbana avance. Deben hacerse polos de desarrollo periféricos a la Ciudad de México, como es el caso de Morelos, uno de los estados más desafortunados en la periferia. Dichos polos quitan tensión al centro, pero se tienen que desarrollar comunicaciones rápidas", detalla.

La pacificación pública representa otro asunto a atenderse. Para que la violencia disminuya y los habitantes puedan vivir en armonía, y que haya mejores condiciones de convivencia, se requiere educación cívica, además de mayores equipamientos de ocio y espacios verdes para tener un escape de la rutina y poder practicar deporte.

El futuro de las ciudades

La expansión de las zonas urbanas implica, además, enfocarse en temas de regulación del suelo y de coordinación metropolitana. "Cada plan de desarrollo urbano cuenta con un apartado llamado zonificación primaria, mismo que estipula cuáles son las reservas territoriales, es decir, dónde sí se va a construir y dónde no se puede edificar.

"Por otro lado, en países como el nuestro, la mayoría de las zonas metropolitanas abarcan más de un municipio, lo cual vuelve muy complicado reducir la expansión urbana. Es por ello, que se requiere una coordinación metropolitana efectiva", subraya el también maestro en políticas públicas Roberto Ponce López.

Las ciudades resultan atractivas, tanto para nacionales como extranjeros, por diferentes motivos: su cultura, calidad de vida, espacios verdes, servicios, interacción, proximidad o acceso al esparcimiento, en resumen, por ser centros integrados.

De acuerdo con los especialistas, lo peor que podría sucederle a una ciudad expandida es su fragmentación, una consecuencia probable si no se controla este fenómeno de crecimiento urbano.

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(RECUADRO)
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Otras repercusiones

* El crecimiento urbano intensivo puede conducir a una mayor pobreza, ya que los gobiernos locales no pueden proporcionar servicios a todas las personas.

* El consumo concentrado de energía provoca una mayor contaminación atmosférica con un impacto significativo en la salud humana.

* El desarrollo urbano puede aumentar el riesgo de desastres ambientales, como sequías e inundaciones repentinas.

* La expansión urbana descontrolada afecta directamente la calidad de vida de la población que vive en las ciudades o cerca de ellas.

Fuentes: Agencia Europea de Medio Ambiente, Universidad Nacional Autónoma de México y Universidad Autónoma de Nuevo León


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