Hoy se conmemora un aniversario más del fallecimiento del dirigente petrolero.
Martín Cruz
Nanchital, Ver.
Francisco Balderas Gutiérrez, mejor conocido como “Chico” Balderas, falleció hace 25 años, logró la autonomía y el desarrollo de Nanchital, lo cual le ha valido el reconocimiento hasta nuestros días.
A pesar de que tiene un lugar importante en la historia de este municipio, y se habla de él con nostalgia y cariño, por años su pueblo se ha visto impedido o no ha querido fusionar el agradecimiento para rendirle un homenaje que bien valga la pena o aunque el comentario suene risible o irónico, construirle una estatua adonde llevarle ofrendas en su aniversario luctuoso.
Salvo familiares y amigos cercanos que cada año, lo recuerdan con una misa y llevan flores a su tumba a lo alto del panteón Tepeyac.
A menudo se leen o escuchan comentarios de que el modo de gobernar de Francisco Balderas será irrepetible, que debería ser un ejemplo para las nuevas generaciones de políticos.
Hombre visionario que transformó a Nanchital, la pavimentación de calles y construcción de viviendas para trabajadores, otros de sus grandes méritos.
No se diga la alegría que llevó al pueblo con artistas de renombre, así como la defensa de las esposas de los trabajadores y a los mismos petroleros que metía en cintura cuando las cosas no funcionaban correctamente.
Dirigente dadivoso sobre todo por su apego a la Virgen Guadalupana, pero que tampoco se andaba por las ramas porque era de mecha corta, en fin, una cantidad de elogios, que no van más allá.
El 4 de agosto, pasa inadvertido para las autoridades municipales y sindicales, habrá quien lo recuerde a su manera pero de ahí no pasa. Es un día como cualquier otro.
“Nanchital se vistió de luto”
Francisco Balderas Gutiérrez, se arrebató la vida el 4 de agosto de 1991, un domingo por la mañana, en su casa y sin dejar carta póstuma; se internó en su habitación y ahí se puso la pistola en la boca que disparó y acabó con su vida.
Este suceso dejó sin aliento a los que lo conocieron muy de cerca pero sobre todo dejó en la orfandad a una comunidad entera acostumbrada a recibir las dádivas del dirigente sindical de la Sección 11, uno de los dirigentes más poderosos de todas las secciones petroleras del país.
Tras el disparo, fue hallado postrado en la cama con el arma en la mano, y sacado de ahí, supuestamente aún con signos vitales, para llevarlo a la clínica de Pemex, donde fue declarado muerto.
El hermetismo, no se hizo esperar; no era para menos, el benefactor (o cacique petrolero) de Nanchital, se había quitado la vida.
El día de su muerte Nanchital se paralizó, se vistió de luto. En el que fue su domicilio, en Juárez Centro, el cuerpo de Francisco Balderas fue velado.
Empleados del primer consejo municipal, de la Sección 11, diferentes personajes de la política, y el pueblo entero acudió a los funerales, muchos de ellos acuciados por el morbo, pues se rumoraba que quien estaba en el féretro no era “Chico” Balderas.
Y es que desde que corrió como reguero de pólvora la noticia de su muerte, las autoridades ministeriales, vertieron diferentes versiones a fin de no dar a conocer lo que realmente sucedida, lo que ponía duda este hecho que circuló en la prensa nacional.
Finalmente la autoridad ministerial, por ese tiempo a cargo de Pedro Carreón, dio a conocer que la muerte de Francisco Balderas Gutiérrez había sido por suicidio.
Se dijo que el móvil estaba asociado a una serie de situaciones que lo ponían entre la espada y la pared. Incluso, que minutos después de haber acudido por última vez a misa, en la capilla la Guadalupana que él mismo mandó construir frente a su casa, recibió una llamada decisiva que lo indujo a perpetrar el suicidio.
“Fin del reinado”
Tras su muerte, Sebastián Guzmán Cabrera, dirigente nacional de STPRM, reconoció el trabajo de Balderas Gutiérrez, pero a la vez daba por terminado un capítulo en la historia del sindicato petrolero.
Al principio rechazó que el suicidio de Balderas Gutiérrez estuviera asociado a problemas de índole político o bien con la organización sindical, aunque posteriormente anunció que el sindicato petrolero exigiría una profunda investigación del caso y una auditoría la administración de la Sección Petrolera.
El suicido de Balderas se atribuyó a que el sistema político mexicano le había retirado su respaldo y que ya existían denuncias que lo ponían en serios problemas legales. Aunado a ello, denuncias por créditos con instituciones bancarias para la construcción conjuntos habitacionales para trabajadores que no fueron cubiertos a pesar de los descuentos que se le hacían a los trabajadores de la paraestatal en aquella época.
“Inicia una nueva etapa para Nanchital”
Raúl Hernández Ambrosio, relevó a Francisco Balderas en el primer consejo municipal. Mientras que Ramón Hernández Toledo, tomó el control de la Sección 11.
Al consejo municipal, le seguiría el primer alcalde Alfredo Yuen Jiménez, seguido de Ricardo Castelo Castillo, y en el siguiente trienio Salvador Hernández Castro.
En el año 2001, asume nuevamente la alcaldía Ricardo Castelo Castillo, sucediéndole Francisco León Ocejo Meza, y así María Esther Rico Martínez y Alfredo Yuen Jiménez, que a decir de los ciudadanos nanchitecos, por más de 20 años, los gobernantes no han tenido la visión de Francisco Balderas Gutiérrez y Nanchital no ha avanzado, frente a los grandes logros del extinto líder sindical.