Agencias
Esto
Nadie daba un peso por ellos, pero lo consiguieron. En una semana de nueve unidades, lograron sumar la misma cantidad de puntos para meterse de lleno en la lucha por un lugar en el repechaje. La cuenta la abrió el mejor jugador de los auriazules, Arturo Ortiz. Tiempo después, Dinenno aumentó y Favio Álvarez puso cifras definitivas. De nada sirvió el descuento de Loroña, 3-1 final. Gracias a este marcador, Andrés Lillini y sus pupilos respiran tranquilos en el Apertura 2021 gracias al sistema del balompié nacional y lograron sanar la relación con su afición. Por su parte, Tijuana se sumergió más en su profunda crisis.
La primera de peligro fue por parte de los locales. En ese afán de buscar el resultado, intentaron sorprender con un gol de vestidor a la zaga del xolaje, pero los defensores fronterizos entraron conectados al partido y lograron interceder en un disparo de larga distancia por parte de Erik Lira. Pese al desvío, el balón pasó muy cerca de la portería de Jonathan Orozco.
A la visita le costó el partido. Fueron los locales los que quisieron tocar la puerta por segunda vez. Un rebote favoreció a Juan Ignacio Dinenno, quien ingresó al área cargando a la derecha. Quiso cruzar su disparo para agarrar mal parado a Orozco, pero el balón se fue desviado de la meta del portero fronterizo. Pese a que el partido no era espectacular, Pumas tuvo dos avisos tempraneros.
La tercera llamada, esta vez, no fue la vencida. En un tiro de esquina, Nicolás Freire se quedó a centímetros de abrir el marcador. Remató de cabeza alejado del área chica, pero el balón pasó apenas al lado del palo.
La polémica se hizo presente en el Olímpico Universitario. Saucedo, el jugador diferente, trató de imitar el centro con el que abrieron el marcador en León. Le salió, sólo que a Dinenno lo trabaron dentro del área y no remató bien. El árbitro marcó el tiro desde los once pasos como castigo en primera instancia, pero el VAR echó para atrás la decisión.
Los pupilos de Andrés Lillini o bajaron los brazos. Continuaron en la caza del xoloizcuintle y obtuvieron su recompensa. En un recentro por parte de Erik Lira, Arturo Ortiz remató sin marca dentro del área y abrió la lata ante el delirio de los asistentes al recinto que se pintó de rosa por la lucha contra el cancer de mama. Festejó con un abrazo con todo el equipo, la banca y el entrenador que le dio la confianza en lugar de buscar un refuerzo extranjero.
Ya en la parte complementaria, los auriazules decidieron que no era momento de cambiar el guion. Insistieron y obtuvieron su justa recompensa. Juan Ignacio Dinenno aprovechó un error de la zaga, se quedó solo frente a Jonathan Orozco y definió cruzado para darle tranquilidad al equipo. Su festejo fue efusivo. Pumas estaba cerca de sumar nueve de nueve puntos en el momento en el que más lo necesitaban en la temporada. Por parte de la visita, la respuesta fue nula. Cambiaron al entrenador, pero la mentalidad y la crisis se mantuvo con los fronterizos.
Todo fue una fiesta con tintes azul y oro. Los universitarios no tardaron en sentenciar el juego y convertir en una misión imposible la respuesta del equipo de Sebastián Méndez. Luego de un centro por el costado derecho, Favio Álvarez entró solo por izquierda y, con toda la calma del mundo, definió de primera intención y la puso como billarista, pegada al poste para el tercero de la tarde. De nueva cuenta, la celebración fue similar a las dos anteriores. El grupo se fundió en un abrazo, pero el más efusivo fue con Andrés Lillini, estratega que nunca le retiró la confianza.
Fue tanta la efusividad de los de casa, que se olvidaron de la peligrosidad que puede tener el rival. Al igual que les pasó en Leon, luego de un tiro de esquina y una serie de rebotes, el balón acabó en las redes luego de un remate de Vladimir Loroña. A diferencia del rival, la celebración fue mesurada y con la intención de tratar de acortar más la distancia.
No hubo tiempo para más. Pumas sanó un poco de la deuda que tenía con su afición y ahora son serios candidatos al repechaje del balompié nacional.