Tras ganar 3-1 al PSG, los blaugrana son líderes del sector. Messi llega a 75 goles en Champions. Neymar hace un golazo. Ibra le hace gol a su ex equipo
BARCELONA
Messi-Neymar-Suárez. Con eso fue suficiente. El Barcelona se aferró a su tridente mágico para derrotar al Paris Saint-Germain, devolverle el 3-1 que encajó en el Parque de los Príncipes y acabar líder de su grupo, lo que le permitirá disputar en casa el partido de vuelta de los octavos de final, como era su deseo.
En un partido gris, lo mejor fue el resultado, conseguido gracias a la calidad de sus tres puntas, que marcaron por primera vez en el mismo encuentro.
Con Alves sancionado y Montoya y Douglas de nuevo en la grada, Luis Enrique resolvió el entuerto del lateral derecho con una alineación revolucionaría formada por tres centrales, con Mascherano y Sergio Busquets juntos en el centro del campo y Pedro de carrilero.
Al once volvía Iniesta, pero de él desaparecieron Xavi y Rakitic, quien se ha convertido en carne de banquillo cada vez que llega un partido grande.
Con este sorprendente dibujo, el Barça acorraló al PSG los diez primeros minutos. Aunque solo se acercaría con peligro a la meta de Sirigu con una falta que Messi lanzó por encima del travesaño.
Eso fue todo. Luego llegarían los desajustes en el nuevo sistema azulgrana, la confusión, la falta de ideas y el tedio. El primero error claro de los locales llegó al cuarto de hora, cuando Lucas Moura centró desde la derecha, Matuidi la aguantó de espaldas y se la dio a Ibrahimovic, que fusiló a Ter Stegen dentro del área (0-1).
No hubo tiempo para que el Barcelona le entraran aún más dudas con el primer gol del sueco en el Camp Nou. Messi se encargaría de ello cuatro minutos después, al rematar a la red un pelotazo de Mascherano descolgado por Luis Suárez desde la derecha.
Sin embargo, al equipo de Laurent Blanc el rápido empate de su rival no le desanimó. De hecho, tuvo varias ocasiones de hacer el segundo. Lucas Moura falló una increíble en boca de gol, a centro de Matuidi, y Cavani se encontró con Ter Stegen cuando intentaba culminar una contra de Ibra.
El Barça, con Busquets e Iniesta desaparecidos en la creación, sufría para controlar el partido, y solo fue capaz de llegar en una jugada confusa dentro del área que acabó con un duro disparo de Luis Suárez que obligó a lucirse a Sirigu.
Hasta que apareció Neymar cuatro minutos antes de llegar al descanso. El brasileño agarró un balón desde la izquierda y trazó un eslalon hacia la portería rival antes de ajustar el esférico, con un tiro lejano y seco, al palo izquierdo (2-1).
El golazo de Neymar permitió al Barça coger un poco de aire camino a los vestidores, pero su situación no mejoró tras la reanudación.
Luis Enrique se desgañitaba, desde la banda, pidiendo más atención a sus hombres en cada marca, en cada cobertura, en cada ayuda. Y arriba, Messi intentaba hacer la guerra por su cuenta.
Mientras, el PSG seguía a la suya: en busca de ese gol en una contra mortal con el que regalarse un empate en el Camp Nou que le hubiera permitido acabar como primero de grupo.
Lucas Moura, Cavani y Matuidi tuvieron una triple ocasión que abortaron entre Bartra y Ter Stegen. Y el Barça empezó a darse cuenta de que quizá hoy era mejor especular con el resultado que ir a un intercambio de golpe de final incierto.
Blanc sacó a Verratti y Matuidi y dio entrada a Pastore y Lavezzi buscando aún más variantes en ataque. El francés, temeroso, quizá reaccionó demasiado tarde.
Luis Enrique metió a Rakitic y Xavi por Pedro e Iniesta para regresar al 4-4-2 y recuperar el control del centro del campo. Y lo consiguió.
Xavi le dio algo de pausa al juego y de sus botas arrancó el 3-1, que remató Luis Suárez disfrazado de auténtico nueve al cazar un despeje de Sirigu a tiro de Neymar.
Faltaban trece minutos y el marcador ya no se movió.