Al Vasco se le hicieron un par de depósitos de 92 mil dólares en los días cercanos al choque Levante-Zaragoza de 2011, retiró ambos.
VALENCIA, España, marzo 27 (EL UNIVERSAL)
A las 13:00 horas de este viernes, el director técnico Javier Aguirre llegaba en el coche de uno de sus abogados a la Ciudad de la Justicia de Valencia, donde —desde las 8:00 horas— le aguardaba medio centenar de periodistas de medios de comunicación mexicanos, españoles y hasta japoneses. Ahí, debió testificar como imputado por el presunto amaño de un partido entre el Levante y el Zaragoza en 2011. Acusación por la que fue destituido como seleccionador de Japón.
Vestido con saco azul y corbata del mismo color, con el semblante serio, después de saludar a los reporteros, entraba al recinto solo (su abogado lo hizo después), lamentando no poder hacer declaraciones y esperando la comprensión de todos.
“Lo siento mucho, pero no puedo decir nada por instrucciones de mis abogados. Gracias por su comprensión”, aseguraba, sin dejar de caminar y tratando de abrirse paso entre un montón de reporteros, cámaras y fotógrafos, e intentando no pisar los cables que le rodeaban, forzando una sonrisa ante el mal trago que estaba pasando.
Una vez en el interior del recinto y tras pasar el control de seguridad, el Vasco se dirigía al juzgado de Instrucción número 8. Allí se vio obligado a esperar un largo rato, ya que su declaración ante la juez Isabel Rodríguez, prevista para las 13:30 horas, se atrasó más de 60 minutos. El motivo fue que la comparecencia de Agapito Iglesias, ex propietario del Zaragoza y también imputado en el caso del amaño del partido jugado el 23 de mayo de 2011, se alargó mucho.
Sobre su testimonio, no trascendió nada porque la magistrada del caso ha prohibido, tanto a los 42 imputados entre jugadores del Zaragoza y el Levante, además de directivos de ambos equipos, como a sus abogados, hacer ningún tipo de declaraciones públicas.
Así que sólo trascendió que el mexicano compareció durante más de una hora y media. Pasadas las 15:00 horas y ya con los juzgados cerrados, salía de nuevo por la puerta principal, donde todavía quedaban periodistas haciendo guardia. Tampoco hizo declaraciones a la prensa y esta vez se le vio con el rostro cansado. “Estoy tranquilo”, reconocía, mientras paraba un taxi, para asegurar después que se quedará viviendo en su casa de Madrid por una buena temporada.
Durante su comparecencia, Aguirre tuvo que responder muchas preguntas de la juez, como en concepto de qué recibió un pago de 50 mil euros el 17 de mayo de 2011, varios días antes de que se disputara el partido entre el Levante y el Zaragoza (que ganaron 2-1 los maños —a quienes dirigía—, logrando salvar el descenso); en concepto de qué recibió otro pago de 35 mil euros dos días después, y por qué ese mismo día sacó en ventanilla los 85 mil euros.
Hace unos meses, en su primera comparecencia ante el fiscal anticorrupción en Madrid, Alejandro Luzón, tras reiterar su inocencia, reconoció el ingreso de ese dinero en su cuenta, pero aseguró que lo devolvió al club. Además, negó haber participado en ningún amaño.
Sin embargo, el fiscal anticorrupción cree que el amaño se produjo y por eso aceptó la denuncia presentada por el presidente de la Liga Profesional de Futbol, Javier Tebas. Según el fiscal, aquel dinero que el Zaragoza ingresó al “Vasco” y a ocho jugadores, hasta un total de casi un millón de euros (965 mil) era para pagar a los futbolistas del Levante por dejarse ganar. Como lo prueban los recibos del banco que obran en su poder y el hecho de que varios jugadores del club valenciano no sacaron dinero con sus tarjetas en los meses posteriores, aunque sí hicieron pagos en metálico de grandes sumas de dinero para pagar coches de alta gama, vacaciones e incluso uno de ellos para cancelar su hipoteca.
Este es el mayor caso de amaño de un partido que se ha producido en la historia del futbol español, en el que por primera vez directivos y jugadores se han visto obligados a testificar ante el juez. Y este viernes fue el segundo día en el que la magistrada debía tomar declaración al jugador marroquí Said Boutahar y al argentino Nicolás Bertolo, quienes no llegaron a la cita y presentaron excusas; al ex jugador del Zaragoza y ahora en el Getafe, Ángel Lafita, al checo Jirí Jarosik, al directivo Francisco Checa y al ex propietario del Zaragoza, Agapito Iglesias, quien se perfila como el principal responsable. Ninguno de ellos hizo declaraciones a los medios de comunicación; muchos, ni siquiera saludaron y todos salieron por la puerta trasera para evitar a la prensa.
En los próximos meses declarará el resto de imputados. Una vez finalizada la fase de instrucción, la magistrada decidirá si abre auto de procedimiento abreviado o si archiva el caso. Suponiendo que el juicio se llevara a cabo, que parece lo más probable, éste comenzaría en el año 2016. Y se llevaría a cabo de manera paralela al juicio sobre otro partido: Osasuna-Espanyol de la temporada 2013-2014, en la que Aguirre era el entrenador del conjunto de Barcelona.
Según abogados consultados por EL UNIVERSAL, el artículo 286 del Código Penal establece que el fraude deportivo se sanciona con penas que oscilan entre seis meses y cuatro años de cárcel. Sin embargo, en este caso, la dificultad estriba en probar que los jugadores del Levante recibieron el dinero por dejarse ganar.
Se especula que hay un documento firmado por los capitanes Leo Ponzio, Jorge López y Gabriel Fernández, en el que se comprometen a repartir el dinero entre los demás. Según los abogados, más que penas de cárcel, podría haber penas de inhabilitación o multas del triple de dinero recibido.