Javier Hernández confiesa que el gol contra Ecuador no sólo le da confianza, sino que lo libera de las frustraciones que vive con el Real Madrid
El Universal
Los Ángeles, California
Frustrado, herido, triste, menospreciado... Todo eso ha sentido Javier Hernández, quien confiesa que hasta ha llorado en su intento por ganarse un lugar en el Real Madrid, que simplemente no ha creído en él.
Pero por 90 minutos, Chicharito volvió a ser feliz. Volvió a ser ese chamaco —ya de 26 años— al que le gusta correr desaforado por toda la cancha y marcar goles, que es para lo que genéticamente está hecho... Después, volverá a la capital de España, a su otra realidad.
“¿Qué me hacía falta? Esto... calentar, correr todo un partido, salir cansado... Cómo añoraba todo esto”, confiesa el tapatío, que “se suelta” un poco más en este momento de satisfacción.
Hernández marcó el gol del triunfo de México sobre Ecuador, al minuto 13, cuando robó el balón a un defensa, eludió a un adversario y mandó el balón al fondo de las redes con un colocado disparo que pegó en el poste antes de meterse a la portería.
Cinco minutos después, Chicharito estuvo cerca de marcar el segundo de la noche, cuando quedó solo frente al portero Alexander Domínguez tras un pase de Giovani dos Santos, pero se resbaló antes de conectar el balón.
El gol, “me da confianza”. El gol, “me quitó frustración”.